miércoles, 4 de julio de 2012

EL ENCANTADOR DE SERPIENTES


Agustín vivía en un pequeño pueblo, no eran muchos habitantes, y casi todos vivían en armonía trabajando sus campos y dedicándose a diversas actividades.
Todos los vecinos del pueblo esperaban con impaciencia el comienzo del verano, el tiempo de ferias, de gentes por todas las calles, reuniones con familiares lejanos, en definitiva salir de la cotidiana vida del pueblo.

Cada año era diferente, y a medida que Agustín se iba haciendo mayor, esperaba con más ilusión esa época, era casi la única distracción en todo el año y pensaba que ese año seria diferente y especial.
Al pueblo llego un "encantador de serpientes" con su cámara y una vasija, en la cual tenia una gran serpiente venenosa. Su función era abrir el objetivo de su cámara, disparar el flash, lanzar sus trasnochados discursos y así hacer bailar a la serpiente, que poco a poco iba saliendo erguida hacia el exterior.


A Agustín lo tenia encantado, pero no por su don, sino por su especial elocuencia, entre bohemio y paternal, con su mirada limpia pero a la vez picara. Agustín no sabia que su destino era caer entre sus redes; no hay remedio ni solución ante un "encantador de serpientes", es su destino y no hay marcha atrás.

Desde el día que Agustín y el "encantador de serpientes" se conocieron este quedo prendado y abducido por el encantador. Este, por desgracia para Agustín, sólo pasaba algunos días en el pueblo, aunque esos escasos días el estomago de Agustín era puro fuego y en sus ojos alumbraban miles de estrellas. Lo único que quería era oír abrir el objetivo de su cámara, escuchar esos discursos dogmáticos  y así ver la gran y esbelta serpiente salir de la vasija.

El encantador suele ser vecino de una gran urbe, suele alardear de su inteligencia, de su cultura, de sus carreras delante de los grises, de sus tertulias en el café Gijón; eso si, en la gran ciudad sus espectadores son pocos y marginales, todas estos relatos  son los que hacen que Agustín sienta una atracción casi fatal.

Agustín empezó poco a poco a estar triste, algo en su interior le decía que el "encantador de serpiente" escondía algo, algunos amigos le aconsejaron que no se fiase del encantador pero el no hizo caso. De pronto un día el "encantador de serpientes" desapareció del lugar y nadie volvió ha saber de el, incumpliendo todas las promesa que este le hizo.

Sabéis, en cualquier momento puede aparecer un encantador de serpientes en vuestras vidas, aparecen cuando menos os lo esperáis, en cualquier sitio y en cualquier lugar, y si dispara su cámara mágica, sabe como haceros volver y siempre consigue que lo vuelvas a desear, os canta al oído  canciones de amor y de olvido, y no sabéis como escapar, porque si dejáis que su cámara os dispare caeréis rendidos ...

Si su veneno encantador ha llegado a vuestro corazón ... ya nada sirve ...


.... SIMPLEMENTE UNA FABULA ...


Ipex Orellana
Viñeta el chachi